En estos complejos escenarios de fuegos cruzados, de mapas en redefinición, de pujas por el poder, que es lo que le da verdadero sentido a las acciones de la cultura?

Que legitima una obra, una norma, un código, una política?  Quien define el alcance de lo público: el espacio, los recursos, el dominio de lo público? Puede el estado contemplar todos los intereses y ser ecuánime?

Cuáles son los argumentos para dividir administrativamente un territorio, hasta donde llega la potestad de unos y otros?

La legalidad de la cultura se ha ido construyendo en el tiempo detrás de interés particulares y paradigmas que varían en el tiempo, y normas indiscutibles durante años, hoy pueden parecer absurdas.

Cual es pues el referente que permita pues, ecuanimidad ante el bien común? Que parámetro nos acerca a la decisión más pertinente?

En el Taller Nación consideramos que la legalidad de la cultura, siempre estará más cerca de la pertinencia, cuanto más se acerque a la legitimidad del soporte natural, el nuevo sujeto de derecho emergente de nuestra época: el territorio estructurado en su propia dinámica como soporte de las actividades de la cultura, el vinculo con los recursos y la generación de condiciones de habitabilidad en articulación con el sitio, como base de las tradiciones y el carácter.

Las acciones de carga de Sentido, más allá de la escala y del responsable, siempre a favor de la Legitimidad del Territorio, aun cuando esta interpele a la Legalidad que la Cultura haya construido sobre él.